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Un amor de las cárceles cubanas: La Yalorde y el Faña

Hombre gay y persona no binaria se enamoraron tras las rejas

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La Yalorde y el Faña (Foto de María Lucía Expósito/Tremenda Nota)

Tremenda Nota es el socio mediático del Washington Blade en Cuba. Esta nota escrito por Manuel de la Cruz salió en su sitio web el 19 de mayo.

LA HABANA — El 18 de marzo de 2022 a las 5 de la tarde, Yasniel vuelve en sí y Samuel le da la noticia: “Padrino, muy linda Oshún hoy. Mandó que te dijera que iba a traerte algo de tu pasado que ya dabas por perdido”.

Yasniel no tiene idea de si el mensaje que dio la Ocha a través de su cuerpo en aquel tambor, se refería a un proyecto de vida abandonado o a una gloria disoluta, pero los designios de la diosa que viste de amarillo prometían a su hijo otra gracia. La orisha nunca olvidaría una pequeña luz en los años oscuros que su omoddé pasó en la prisión del Manto.

Mientras, en Lawton, Oshún posee gradualmente a Yasniel al son del elerí efá que golpean los tamboreros, a más de 19 kilómetros de allí, Ignacio camina por todo Cuatro Caminos de Bejucal buscando la casa de su amigo Yoelito. Allí inmortalizaría, en su espalda y con las mayúsculas indiscretas de Monotipe Cursive, el nombre de su esposa Marieli.

Minutos después, en La Habana, Oshún detiene el sonido del añá pronunciando el clásico baba koyugba con que se presenta a los invitados, mientras en Bejucal una aguja esterilizada afinca las siete letras del nombre de la mujer que abandonó a Ignacio el pasado marzo, víctima de un fulminante cáncer de riñón. Una hora después, ocho dígitos unen la Habana y Bejucal en una sola llamada.

“Yasniel, soy yo, Ignacio. ¡Yasniel, Yasniel!” La Yalorde arroja el celular abruptamente. “¿Qué pasó, niña?”, le pregunta Irene. Yasniel no responde. La Yalorde está en blanco. Recoge el teléfono del piso, pero no acierta a contestar, solo oye: “Soy yo, Ignacio”. “¿Qué Ignacio?”, responde Yasniel. “Ignacio mija, el Faña. ¡Ven pa’ acá pa’ Bejucal!”

Yasniel deja que se queme el picadillo de pollo en el fogón, y durante los siguientes minutos balbucea turbadamente todo el cariño añejo que le lleva guardado al Faña. Hace más de un año que no saben el uno del otro y Yasniel ahora solo oye insistente una orden: “Te dije que en la calle iba a ir por ti ¡Ven pa’ acá pa’ Bejucal, ya!”

Ignacio, el Faña

A Ignacio Grandía Terrero no lo conocen en Bejucal por el Faña, a pesar de ser notorio que es fañoso. Ese alias se lo puso la Gorda en la Prisión de Menores de La Lima.

Disturbios públicos, episodios de violencia y robos periódicos, entre muchas otras conductas, lo llevaron a la cárcel por primera vez con casi 17 años. Es el segundo de tres hijos, el único varón. Hoy trabaja en el campo, sembrando y recogiendo papas o cualquier otra hortaliza, según la estación del año. La menor de las hembras, de ocho años, le dice a la madre: “Yo no voy a ser como Ignacio, yo si voy a estudiar”.

Desde los 10 años, Ignacio conoció el alcohol, los carnavales de Bejucal, las putas, los ansiolíticos y todo tipo de calmantes y opiáceos que lo fueron llevando lo mismo a innumerables trifulcas sin motivo, que a periódicas y placenteras siestas en los parques del pueblo o al pie de un árbol cualquiera.

Ama los caballos y las rústicas “arañas”, artefactos de hierro y madera donde suelen alcanzar velocidades vertiginosas los guajiros como él, expertos en esa disciplina.

Antes de caer en prisión, llevaba el pelo de múltiples colores y formas siempre extrovertidas. Short sin calzoncillos, pulóver o más más frecuentemente camisetas. Unas botas de agua en los pies, lo mismo en las ciénagas que en las plazas. También servían para esconder un cuchillo no desestimable en tamaño, filo y experiencia.

En la familia de Ignacio los hombres toman ron y las mujeres atienden a los hombres. Los machos salen al alba y regresan al mediodía con dinero, con mucho dinero. Sabrá solo Dios de dónde lo sacan. Regresan también con todo lo que se lleva a la boca, pero no lo cocinan. Ese es el trabajo de las mujeres. Duermen la siesta y en la tarde noche salen a beber e incluso a pelear. Ignacio ha encarnado a su padre, de quien solo recibió un beso cuando estuvo a punto de caer en un coma etílico.

El Faña atesora y comparte, mientras se eriza visiblemente, relatos sobre güijes, cagüeiros, brujas, ñáñigos. Un espíritu indio se le aparece para mostrarle el lugar exacto donde le guarda una fortuna. Ignacio le pide al buen ser, quien solo asoma cuando lo ve en extrema embriaguez, que lo deje en paz y se aleje. Teme que le pida a cambio su hermana pequeña o un hijo que tendrá en el futuro.

Al menos dos de sus tíos siguieron las instrucciones de sus respectivos indios, que al parecer asisten a los machos de los Grandía a razón de un espíritu indio por cada hombre de la familia. Cada uno de ellos encontró, en el mismo lugar que les fue indicado, valijas con joyas, lingotes de oro, monedas y todo tipo de objetos valiosísimos del siglo XIX. Los tíos abandonaron Cuba hace más de 10 años, tras haberse podido costear junto a sus esposas e hijos, lanchas rápidas hasta Miami.

“A uno de mis tíos el muerto le dio eso, pero le dijo que se iba a llevar lo primero que él viera al llegar a la casa. Estaba adaptado a que cuando iba llegando le salía corriendo el perro chiquito y por eso le dijo al muerto que sí. Pero cuando llegó a la casa, chifló y su niño de 2 años salió por la puerta pa’ afuera. No dio tiempo ni a que mi tío lo cogiera en las manos. Ahí mismo cayó muerto”, dice el Faña.

“Para qué enamorarme de la vida, si mi destino es casarme con la muerte”, reza uno de sus tatuajes. La irresuelta rutina de a quien no aprendió a pensar en el futuro, lo hizo caer públicamente en los hoyos de la delincuencia. Así llegó al Manto en agosto de 2018. 

Cumplió su condena en los centros penitenciarios y campamentos del Manto, la Lima y la Oca. Su cuerpo tupido de tinta es un resumen de la sabiduría del sobreviviente. El Faña fue decorando su piel con rosarios, flores espinosas, relojes, mujeres desnudas y un Cristo redentor, a medida que luchaba por ganarse el respeto entre los menores con quien compartía la cárcel, y así se redimió de las blandenguerías y los miedos que no son de hombre.

La Gorda es uno de los muchos maricones con los que el Faña compartió prisión. Sonríe al recordar a Jicotea, a Mamota, a la Denis, a la Pinareña y a muchas más. A los maricones en las cárceles los llaman comúnmente “madrinas”, así como los hombres, bugarrones o no, se convierten en los “ahijados”.

Las madrinas, para reafirmar su poder, suelen malcriar a sus ahijados de vez en cuando. Por eso, aquel día, cuando el Faña le pidió un cigarro a la Yalorde, la Yalorde no se lo negó.

La Yalorde y el Faña (Foto de María Lucía Expósito/Tremenda Nota)

De Coco a la Yalorde

Yasniel Arencibia Oliver pasó sus primeros cuatro meses de prisión en el depósito del Vivac, a la espera de su juicio. Allí le apodaron Yalorde, en alusión a la Ocha que había coronado en su elerí. En la familia le apodaban Coco, y solo otras de sus amigas, Jicotea entre ellas, le decían habitualmente Negra. Nació de Martica el 15 de septiembre del año 2000. A su padre lo ha visto en menos de cinco ocasiones en sus 21 años.

Yasniel lleva en su cuerpo al menos seis cicatrices de diferentes formas y tamaños. Su tez negra oculta el rastro de los planazos que recibió de sus tíos cuando, a temprana edad, comenzó a mostrar sus maneras femeninas. Solo su abuela y su madre intercedían. Por eso cuando quedó huérfano, a los 11 años, primero de su madre y ocho meses después de su abuela, la vida de Yasniel pasó a ser un registro de violencia doméstica y desabrigo.

Fue confinado a un corral de puercos, a comer y dormir con ellos hasta que se le quitara la mariconería. Tras plantarse allí, recibió innumerables golpizas. Vivió también en un terreno abandonado a más de 100 metros de su casa, donde amigas como la Yoel le llevaban un poco de arroz y potaje.

Sus hermanas mayores y tíos se enteraron de su “desviación” por boca de la misma abuela, uno de sus únicos amores y de las pocas en la familia que le celebró la gracia. En una casa de negros paleros, santeros y abacuás, a Coco lo imaginaron como el depósito del legado lucumí de la familia y, ante la frustración, salió a la luz todo el rechazo homofóbico que encuentra hogar en las religiones afrocubanas y, por ende, en sus sacerdotes y profesantes. 

Antes de sus 11 años, Coco ya había validado su predestinación para los cultos yorubas. Como bastón y heredero de su abuelo negro, uno de los últimos cagüeiros que conoció Matanzas, le enseñaron el padrenuestro a la temprana edad de 4 años en castellano y en lengua ngangulera.

Desde esa edad sus ojos conocieron todo tipo de fenómenos legendarios. Visiones, sueños lúcidos, premoniciones cumplidas, brujas sin rostro que viven en chozas rústicas y se escurren a las 3 de la mañana, ñocas que te saludan al pararte delante de una nganga, tatas poseídos por espíritus que hacen escupir sangre y caminar sobre carbones encendidos.

Su abuelo lo llevaba al monte y le enseñaba cada término en palo y su significado. Le entregó, como única y buena sabiduría, la tradición ngangulera. Así pudo deducir que, como mismo “perro que come perro es comido por otro perro”, hombre no come hombre y, si lo hace, cualquier hombre igualmente se puede hacer cargo de él.

Cuenta la familia que a la temprana edad de siete años, Coco fue poseído por un espíritu de prenda, quien profetizó acertadamente numerosos episodios. El abuelo falleció años antes que la abuela y que Martica. Yasniel recuerda que horas después de haber muerto, sentado al pie de su prenda, según la tradición de los paleros ñáñigos, se le vio dejando entrar por última vez a Ta José para que se lo llevara definitivamente al reino de ará onú.

Cuando su abuela partió al “mundo de la verdad”, Coco tuvo que aprender las mañas para sobrevivir en el mundo de la materia. Su camino se debatió entre machos homofóbicos y violentos. Vivió en la calle despoblada donde un bugarrón podía ofrecer 250 pesos para meterle el rabo y en el parque oscuro donde una billetera borracha debía terminar en sus manos.

Los tíos y él transaron, al pasar de los años, luego de llevarle a fiestas públicas para que diera punzonazos y se hiciera de un nombre. “Querían que, si iba a ser maricón, fuera guapo”, recuerda.

Hoy reconoce que irremediablemente iba a caer preso alguna vez. La inestabilidad del desamparo daba poco oxígeno a su libertad: “Si no me hubieran cogido presa dándole el escándalo a aquel policía, hubiera sido en una fajazón en la calle”. Cuando quedó absuelto en el juicio, y todos sus amigos fueron condenados, regresó a golpear violentamente al policía que lo detuvo, solo para cumplir condena junto a sus colegas.

De iyawó visitó la cárcel. Oshún y sus espíritus le avisaron que se quedara en casa durante 3 días, pues Ochosi lo llevaría a su ilé. En septiembre de 2019, con tres intentos de suicidio en su haber y un tratamiento permanente para la epilepsia y su trastorno limítrofe de la personalidad, Yasniel Arencibia Oliver entró a las rejas del depósito del Vivac. Allí, además de convertirse en una madrina más, cambiaría definitivamente el alias de Coco por otro más adecuado: Yalorde.

El idioma del Manto

Cuando la Yalorde llegó al Centro Penitenciario Jóvenes de Occidente, se sentía como una experimentada en prisiones de menores. Ya había pasado cuatro meses en el agitado Vivac y todavía no le cortaban el pelo. Se las ingenió para seguir medicándose con cipresta y lucía unos senos pequeños. Con una peluca corta y apretadas hizo su entrada al Manto.

Por las ventanas de los dormitorios los presos asoman sus rabos hambrientos de hembra y los masturban frenéticamente. Una silueta femenina se presentaba para su deleite. Luego se enterarán de que la leche se desparramó en nombre de un pájaro. En realidad eso no trascendería mucho, pues en el Manto los adolescentes le tiran a cualquier cosa. Las oficiales también lo saben y no ponen reparos: “Tira pero no me embarres” es la única condición que ponen.

La Yalorde pasa al dormitorio y no sabe que aquí no es bien visto que los homosexuales se desvistan públicamente. Debió cambiarse en el baño. Minutos después del error, le roban la ropa. La Denis ha empatizado con ella y le da un consejo: “Mami, aquí se roban todo, lo que tienes que hacer es dar un espectáculo”. Yasniel pregunta: “¿Pero un espectáculo a la forma de la calle?” La Denis le dice que “más grande todavía”.

Coge la seña la Yalorde y en medio del dormitorio de la Compañía 3, arma un bullicio estridente que reclama atención y sus pertenencias. Ya se ha desvestido completamente de su ropa de presa. Los reclusos la miran y hacen silencio. El Consejo, formado por cinco presos que se encargan de mantener “el orden” en cada compañía, sabe quiénes han tomado la ropa, pues nadie hace nada en esta prisión de menores sin que el Consejo lo sepa. A pesar de saberlo, nadie se inmuta. El espectáculo comienza.

Yasniel regresa del baño, desnuda con un cubo. En un solo movimiento arroja al piso sus heces fecales y los presos suben alarmados a sus literas. La Yalorde muestra cada vez más furia por el robo irrespetuoso.

Cuando promete cortarse, el Consejo la analiza desde sus camas. Su siguiente paso es decisivo, por tanto, lo cumple. Con un espejo se abre cinco centímetros de piel en el antebrazo izquierdo. Ya es suficiente para todos. Cuando el maricón se autolesiona ha demostrado pertenecer a ese grupo que vivirá en la prisión. El resto de cobardes solo podrá sobrevivir. A mayor locura, mayor peligrosidad. A mayor peligrosidad, mayor respeto y rango.

Entonces el Consejo le devuelve sus pertenencias, e incluso dos blúmeres que no eran suyos, como gesto de rendición. Una bienvenida calurosa le dio etiqueta a su madrinaje. La validó como guapa. Cuando Ignacio regrese del pase, al día siguiente, se enterará de quién es la nueva y el calibre que ostenta.

El Faña ha cumplido casi dos años de condena y el día anterior a su libertad, le anuncian que le ha salido una causa nueva.  Se frustra y lo golpea todo a su alrededor. Ahora debe mirar de nuevo el Campamento de la Oca por los siguientes dos años y seis meses.

Habla con “el Puro”, que es como se le dice al guardia, y le pide que lo retire del campamento. Allí ha estado junto a otros presos no homosexuales, que son los únicos con derecho a componer estas brigadas, realizando trabajos de pintura, albañilería o chapea.

“Si no me suben pa’ la prisión cerrada, me voy a fugar pa’ la pinga o me voy a cortar to’”, amenaza. El guardia le ofrece un pase, junto a la promesa de enviarlo al Manto tras su regreso.

En la segunda noche de la Yalorde en la Compañía 3 del Manto, el Faña se ha enamorado de sus labios prominentes, de su mirada indescifrable. Le pide un cigarro a Yoel y este le indica que se lo pida a la madrina. Después del regalo, continúan las miradas.

Es el único lenguaje en que usará el Faña para dar su primer amor a la Yalorde, pues en una prisión de menores los maricones son aceptados, pero los bugarrones no. Es como si existiera una doctrina que dictaminara que los primeros nacieron para ser mujeres, mientras los otros se debilitaron en el camino y deben pagar un precio.

Si un bugarrón le hace señas a un maricón indicándole el baño, pueden suceder varias cosas y en ninguna de las variantes sale perdiendo el homosexual. Primero, puede suceder que el maricón asista a la cita y disfruten sin riesgo alguno. Segundo, que el maricón le cuente la faena al Consejo, haciéndole una seña a uno de ellos para que le acompañe al baño a ver, y este, al sorprender al bugarrón en el lugar de la espera, arremeta contra él a golpes desenfrenados.

A esta posibilidad se suma la violencia de todo el Consejo y de cuanto preso guapo quiera aterrizar al descubierto. Pero la opción de los más sagaces, es la tercera: el maricón decide hacer cómplice a algún otro preso de la jugarreta, y así tener un testigo ocular, para un permanente chantaje. A esto se le llama “hechizar”.

Si el bugarrón ha sido “hechizado”, le debe al maricón lo que él pida a costa de su silencio. A veces le exige pelear con otros presos para no embarrarse las manos. Le ordena reclamarle al “buquete”, que es quien sirve la comida, más alimentos para el “hechicero”. Peleas incesantes, recados peligrosos y, más usualmente, el contenido del “saco” que le traen sus familiares.

Otras formas de “hechizo” consisten en golpear a un preso cada rato, encimarse en su temor para ordenarle favores, y cuando el dominado se mete en alguna reyerta por cualquier causa no ordenada por su amo, el amo mismo sale a defenderlo.  Así crea un vínculo de dominación basado en la confusión, siempre para mayor comodidad de quien “hechiza”.

A veces el mismo amo orquesta un conflicto externo para demostrarle protección a su “hechizo”. Las madrinas siempre tienen cigarros para regalar, no porque el poder adquisitivo de sus familiares sea mayor, sino porque ellas suelen ser las que “hechizan” a más de un preso durante su condena.

El Faña ha sobrevivido a estos y otros entramados, y no pretende vendimiar para sí el calificativo de bugarrón, pero el cruce incesante de miradas y el roce de las manos en el intercambio de cigarros con la Yalorde se ha ido volviendo periódico e intenso. A este tipo de romance irresuelto que no ha desembocado en sexo, en la cárcel le llaman “sodomia”.  

El Faña sale en las mañanas para su brigada, y desde la formación voltea el cuello hacia la ventana. Desde allí la Yalorde lo embelesa como ningún otro maricón había logrado hacerlo.

Por razones administrativas, aquel día los jefes cambiaron al Faña para la Compañía 1. Cuando la Yalorde se enteró, comenzó a vaciarse. La Denis sospecha que la negra ayuna por desamor y la apoya trayéndole la comida. Al Faña le duele también la lejanía, pero solicitar un cambio para la compañía anterior lo delataría ante los presos.

Uno de ellos le dice a la Yalorde que el Faña le contó todo sobre ellos. Ella envía un papel con el mensajero, donde le pide al Faña que se defina. Ignacio jamás había contado nada y entendió que el mensajero lo estaba probando. Salió ileso, pues ambos eran bugarrones. Para borrar rastros, el Faña se comió el papel íntegramente.

La Yalorde entiende el riesgo que han corrido y decide confirmar el romance por otra, más sutil. No puede pedir traslado, porque no se lo otorgarán sin motivo. Debe ser regañada. Usa una justificación barata, mientras estaba de “buquete”.

“Coño, mana, ¿por qué me das un solo pan? Yo soy maricón igual que tú y estamos pa’ ayudarnos”, le reclama Adriana. “A mí nadie ni pinga me habla así”, contesta la negra y se lanza contra ella. Adriana “le echa a la policía”. Es decir, la acusa ante los superiores. La medida que se dictamina es la deseada. Al otro día, la Yalorde duerme a medio metro del Faña. “Ahora sí me compliqué”, pensó Ignacio.

Si lo vivido hasta el momento fue profundo y nuevo, las madrugadas siguientes marcarán sus años para siempre. La raíz crecía a pesar de que en el exterior solo florecían las miradas e el intercambio de cigarros.

La Yalorde y el Faña (Foto de María Lucía Expósito/Tremenda Nota)

Algún que otro preso oyó al Faña cantar, pero jamás supo que, aunque cantaba mirando al techo, la letra se la estaba dedicando a la Yalorde. La Yalorde le respondía en la misma clave y les daban las 3 de la mañana en este repentismo romántico. En los pocos momentos de posible privacidad, el Faña le prometió firmemente a la Yalorde: “Cuando salga de la prisión voy por ti”.

Escribió los ocho dígitos del celular de Yasniel en la Biblia, en el techo, en la cama y en la memoria. Yasniel le sostuvo la mirada durante horas una noche, hasta que una lágrima de amor engavetado protestó. El silencio protector de estas bocas que jamás se besaron, los inmortalizó como amantes en un lugar donde no se podía amar sin temor a morir. Pero las condenas, como los temores, sorprenden en sus finales.

Cada tres meses bajaban los análisis de los casos propuestos para libertad condicional. Cada vez que llamaban al Faña y otros colegas presos para formar y esperar el milagro, la Yalorde se enfriaba. Al Faña y sus amigos al menos tres veces les entregaron la carta donde se afirmaba que no estaban listos para la reinserción social. Ellos, a modo de protesta, ripiaron la carta y se la comieron. La carta que no pudo comerse el Faña fue aquella que dejó libre a la Yalorde.

“Te la ganaste, hermana”, le dijo Jicotea llorando. Yasniel solo piensa en el Faña, en que al salir lo más probable es que la historia que han vivido desaparezca. Piensa también en que afuera no tiene una madre o una abuela que la espere, ni un hombre que haya sufrido por ella todo este tiempo. La alegría de salir al exterior le exige extinguir el amor más lindo que ha vivido.

La Yalorde saca sus cuentas. Si comete alguna indisciplina grave será revocada, pero como solo le quedan ocho meses, no será enviada a otro lugar, sino a la misma compañía. Solo así puede vivir junto al Faña el tiempo que a le quede a él.

Como parte de las ceremonias usuales cuando a un preso le otorgan la libertad, un recluso le lleva una colcha a la Yalorde. Es la última de sus noches aquí, y obviamente no va a dormir, pero Yasniel ve en este inocente un medio para llegar a su fin. La agresión es el camino para ser revocada.

“Hoy yo te voy a regalar a ti mi libertad”, le dice. Va en busca de un objeto para agredirlo, pero Jicotea y otras amigas entienden mucho de presidio como para dejarla complicarse así. La detienen, la aguantan, la apaciguan. La Yalorde llora por el vacío que dejará la prisión en ella.

El Faña no puede siquiera mirar a los ojos de la negra. En la madrugada, cuando les quitaron un instante la luz, tomó la mano de Yasniel y la metió en su pantalón. La Yalorde jamás le había tocado la pinga al Faña. Nadie lo había hecho. Este símbolo le dejó entender a Yasniel que aquello fue más que “sodomia”.

“Cuando salga voy por ti, negra”, le repitió en el baño por la mañana. Con esa esperanza, y para conservar al Faña en su recuerdo, Yasniel llevó a casa la almohada de su hombre.

A las 8 de la mañana hay lágrimas confusas en la Compañía 3 de la prisión de menores del Manto. Jicotea y la Yalorde se abrazan como si jamás fueran a verse, cosa que fácilmente les puede pasar.

Al Faña le quedan meses dentro y no puede despedirse como quiere, pues representaría para él una escandalosa salida de clóset. Va al baño y llora. Desde la ventana ve irse a su negra linda y se seca las lágrimas para que nadie se entere. A este niño que solo ha conocido el infortunio, el rechazo y la violencia, nadie jamás lo ha amado tal cual es. Solo su negra, la Yalorde. Y ahora la vida la arranca de su lado.

El reencuentro

La Yalorde decidió olvidar. No le hacía bien desearlo en la distancia. Olerlo tampoco, y guardó la almohada. El Faña la llamó por teléfono un día.

El único modo que tienen para verse es que Yasniel visite a otro maricón, a Jicotea por ejemplo, o que ella misma le cuadre desde fuera una pretendiente que venga a visitarlo. La Yalorde usa ambas estrategias.

En una de las visitas encubiertas que hace, le envía una carta con Jicotea. El Faña la lee, la siente, y luego, como de costumbre, se la come.

En la última visita que recibe, la Yalorde se emperifolla y es de nuevo aquella mujer que entró al Manto un día. El Faña la azora y la despide, celoso porque provocaba las miradas bugarronas de la prisión.

Unos meses después, Ignacio recibe el único papel que no se va a comer. Lo celebra por todo lo alto. Marca los ocho dígitos de su negra, le pide que venga a buscarlo. Yasniel alquila un carro, pero al llegar se entera de que el hombre se ha ido por sus propios medios. Ambos lloran. Lo más probable es que, si no se vieron ese día, no se verán jamás.

En casa, al Faña le espera su mujer, a quien le cuenta que se ha enamorado de un maricón. Marieli, más que su esposa, es su amiga. Le ha pagado putas, alguna vez lo ha bañado en total embriaguez. Se entera del romance y lo aprueba.

Ignacio le promete amarla hasta el último de sus días, hasta que el cáncer o Dios se la lleve a su regazo. Por eso le cuenta también que cuando ella no esté, entregará su vida a la que lo hizo feliz en el Manto. Marieli sonríe y le pide que cuide a la Yalorde como si fuera ella misma.

El 18 de marzo de 2022, Yasniel tiene que bailar un tambor. Como subidor de santo le han puesto un plato con dos velas, dos cocos, y 2.500 pesos a su Oshún, pidiéndole licencia para que baje en el añá. Mientras Yasniel, en La Habana, se baña y se acicala, la realidad en Bejucal es de todo menos festiva.

El Faña no ha descansado. Toda la madrugada estuvo en el policlínico con su esposa. Llegando el amanecer, Marieli le dijo que lo amaría siempre, donde sea que estuviera. Tomó su mano y partió al mundo de la verdad. El Faña colapsó y quiso arremeter contra médicos y enfermeras. Quiso tener delante a Dios o al Diablo para golpearlo. Lloró hasta el sueño, se empastilló y se hizo algunas cortadas.

Mientras Yasniel se baña, el Faña duerme. Mientras Oshún está tomando el cuerpo de la Yalorde, el Faña está marcando un teléfono. Le piden que llame más tarde.

Luego de la conversación telefónica de la tarde, la Yalorde coge una A9 hasta Santiago de Las Vegas, y le paga 300 pesos a un chofer para que la adelante hasta Bejucal. Yasniel jamás ha ido allí, pero sabe que está destinado a encontrar al Faña.

Llega de madrugada y un maricón del pueblo le hace “la pala” en el parque para que los hombres que la están mirando sepan que no está sola. Una hora más tarde, siente que le tiran besos a lo lejos. Su corazón se acelera. El Faña tiene tatuado en el cuello una boca que besa, probablemente la de su negra. En la prisión, las pocas veces que le hacía una seña, nunca chifló o la llamó por su nombre, siempre le repetía ese sonido.

A lo lejos la negra distingue el cuerpo de Ignacio y siente que es lo suficientemente mujer como para que su hombre no la haya olvidado. Se acercan y no hablan, no saben manejar el momento.

“Camina, es pa’ allá”, dice el Faña. Y van en total silencio hasta la casa, recordando los intensos tres meses del Centro Penitenciario Jóvenes de Occidente. La Yalorde no habla nada. El Faña sí: “Te dije que iba a ir por ti cuando saliera en libertad”.

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Activista trans denuncia al Estado salvadoreño ante la CIDH

Karla Guevara dice el país ha violado sus derechos

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Karla Guevara (Washington Blade photo by Ernesto Valle)

Karla Guevara, una reconocida activista por los derechos de las personas trans en El Salvador, comunicó su denuncia ante organismos nacionales e internacionales de derechos humanos. 

En su petición presentada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, solicita que se declare la responsabilidad internacional del Estado salvadoreño por violaciones a la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención de Belém do Pará. La activista señala que estas vulneraciones han ocurrido en perjuicio de su persona, particularmente en el marco de su lucha por el reconocimiento de su identidad de género.

Desde 2019, Guevara ha enfrentado un complejo y prolongado proceso judicial para obtener el cambio de nombre y género en sus documentos oficiales, debido a la inexistencia de una ley de identidad de género en El Salvador. Actualmente, las personas trans solo pueden recurrir a los juzgados de familia para solicitar dicho reconocimiento, un camino que, como señala la activista, está plagado de obstáculos y re-victimización.

“Como la primera mujer trans en El Salvador en acceder a cambiar de nombre y género en mis documentos de identidad, he luchado desde mi activismo por una Ley de Identidad de Género”, expresó Guevara en una entrevista con Washington Blade.

El proceso iniciado en el Juzgado Primero de Familia de San Salvador en diciembre de 2019 fue inicialmente declarado improponible en enero de 2020. Sin embargo, tras apelar dos veces a la Cámara de Familia, Guevara obtuvo una sentencia favorable en agosto de 2022. La resolución ordenaba el cambio de nombre y género en sus documentos de identidad y la marginación de su partida de nacimiento, pero la Alcaldía Municipal de San Salvador interpuso un amparo que ha impedido la ejecución de esta decisión durante los últimos dos años, alargando a cinco años su búsqueda de reconocimiento oficial.

Tratos discriminatorios y violencia psicológica

Durante este extenso proceso, Guevara denunció ser víctima de tratos discriminatorios y revictimizantes que han afectado su salud mental y vulnerado su integridad personal. Entre estos tratos destacan la patologización y genitalización de su identidad, el escrutinio judicial e inspección física de su cuerpo y el escepticismo constante de las autoridades sobre su femineidad y motivaciones. 

“El Estado salvadoreño ha impedido y sigue impidiendo que mi persona cuente con documentos de identidad acordes con mi identidad de género, pese a que existe una sentencia firme que me reconoce este derecho”, declaró Guevara.

Estas experiencias, según la denuncia, constituyen violaciones a su integridad psíquica y violencia psicológica según la Convención de Belém do Pará. Además, Guevara argumenta que el Estado salvadoreño ha vulnerado derechos fundamentales reconocidos en la Convención Americana, como la integridad personal, la protección de la vida privada, la libertad personal, la igualdad ante la ley y las garantías judiciales, entre otros.

Acompañamiento de organizaciones sociales

La denuncia de Guevara cuenta con el respaldo de organizaciones como la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local y Synergia, quienes han apoyado su caso ante la CIDH. Estas organizaciones destacan que la falta de una Ley de Identidad de Género en El Salvador perpetúa la discriminación estructural hacia las personas trans. Además, recalcan la importancia de visibilizar casos como el de Guevara para impulsar reformas legales que garanticen el reconocimiento y la protección de los derechos de la población LGBTQ.

“Consideramos que llevar el caso a esta instancia, es la forma más eficiente y efectiva para tener este reconocimiento de las violaciones que el Estado de El Salvador cometió hacia Karla”, expresó Mirta Moragas de Synergía – IHR – Initiatives for Human Rights.

Para Alejandra Burgos de Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, es importante mostrar el apoyo a Guevara desde la Red Feminista. 

“También mostramos nuestro apoyo con todas las personas trans que no tienen acceso a ser reconocidas con su nombre en este país”, agregó. 

Ambas organizaciones reconocen la valentía de Guevara, como también la de muchas organizaciones en El Salvador, que han luchado contra la impunidad ante los crímenes de odio en el país. 

Impacto del discurso de odio en El Salvador

El contexto nacional en materia de derechos de la población LGBTQ es preocupante, con un aumento de discursos de odio promovidos por funcionarios públicos, incluyendo al presidente, así como diputados y otras figuras políticas. Este clima hostil, según varios activistas de El Salvador, ha generado retrocesos significativos en materia de derechos humanos. Aseguran que estos discursos no solo perpetúan la violencia y la discriminación, sino que también afectan la capacidad del Estado para cumplir con sus obligaciones internacionales.

El caso de Guevara se suma a una creciente lista de denuncias contra el Estado salvadoreño por violaciones a los derechos humanos de la población LGBTQ. Organismos internacionales, como la CIDH, están llamados a evaluar esta denuncia y emitir recomendaciones que impulsen cambios estructurales en el país.

Colectivo Alejandría y otras organizaciones han instado a la comunidad internacional a presionar al gobierno salvadoreño para que adopte medidas concretas que garanticen el reconocimiento de los derechos de las personas trans, porque las evidencias de un mal proceder son claras. 

“Este es un ejemplo claro de todos los desacatos del Estado salvadoreño, con órdenes judiciales estrictas y específicas”, expresa Aranza Santos de Colectivo Alejandría.

Un camino hacia la justicia

El proceso de Guevara es un recordatorio de la urgente necesidad de una legislación inclusiva en El Salvador. Su lucha es un símbolo de resistencia y esperanza para la población trans, que enfrenta diariamente barreras legales y sociales para vivir con dignidad. Con el apoyo de organizaciones diversas organizaciones que luchas por los derechos de la población LGBTQ, Guevara continúa su batalla no solo por su reconocimiento personal, sino por el derecho de toda una comunidad a ser vista, escuchada y respetada.

En un contexto marcado por retrocesos en derechos humanos, el caso de Guevara resalta la importancia de construir un país más inclusivo y justo, donde todas las personas puedan vivir libres de violencia y discriminación. 

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“El Paisa” tendrá su estreno mundial en Outfest LA el 22 de julio

El nuevo cortometraje de los cineastas latinos queer con sede en Los Ángeles une las subculturas latinas que celebran la comunidad unificadora, la angustia y la identidad queer

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David Ty Reza y Cristian Urbina protagonizan “El Paisa” del galardonado cineasta LGBTQ+ Daniel Eduvijes Carrera. (Foto por Daniel Eduvijes Carrera)

LOS ANGELES – Daniel Eduvijes Carrera, cineasta y defensor LGBTQ+, escribió y dirigió el “El Paisa”, un cortometraje narrativo de empoderamiento que refleja la diversidad de las comunidades latine y queer de inmigrantes en Los Ángeles.

La película, producida por Miguel Angel Caballero, tendrá su estreno mundial en el reconocido Festival de Cine LGBTQ+ de Los Ángeles, Outfest. “El Paisa” se presentará el sábado 22 de julio a las 9:30 p.m. PDT como parte del programa Shorts:LatinXcellence de Outfest, el cual destaca la experiencia queer latine.

El cortometraje estará también disponible para ver en línea del 24 al 30 de julio AQUÍ.

El Paisa” es un drama sobre la transición a la mayoría de edad que sigue al patinetero gótico gay Fernando (Cristian Urbina), quien tras ser rescatado de una pandilla de cholos por un vaquero (David Ty Reza) en las calles del este de Los Ángeles, encuentra la valentía para poner fin al amor juvenil que mantiene en secreto, lo que lleva a una nueva conexión con su familia latine y LGBTQ+.

La inspiración detrás de “El Paisa” se basa en la propia experiencia del escritor y director Eduvijes Carrera, un momento clave y transformador en su vida en el que se vio empoderado para aceptar su lado queer y su herencia latine como partes igualmente integrales de sí mismo, lo cual le permitió finalmente reclamar su propia interseccionalidad e identidad multicultural queer.

Para ver el tráiler de “El Paisa” HAGA CLIC AQUÍ.

Una de las inspiraciones principales detrás de esta historia fue la de arrojar luz positiva sobre una parte de nuestra comunidad que a menudo es menospreciada: los “Paisa”, un término equivalente a “Redneck” o “Wetback”, que se refiere a un inmigrante reciente de origen rural.”, comenta el escritor y director Eduvijes Carrera, “A través de la película, mi objetivo es recuperar el término cada vez más despectivo y elevar a nuestro Paisa como una fuente potencial de orientación, comprensión queer y aceptación.

La película fue financiada en parte por Latino Public Broadcasting y se distribuirá a través de los canales LPB/PBS en 2024. La película refleja la diversidad de las comunidades inmigrantes queer latinas en Los Ángeles.

Al hacer esta película, Eduvijes Carrera no sólo quería arrojar luz sobre la diversidad de la comunidad latine LGBTQ+, sino también elevar el talento latine tanto delante como detrás de cámaras. Fiel al espíritu de la historia, el elenco de la película es 100% latine y el equipo es 90% latine. “El Paisa”, financiado en parte por Latino Public Broadcasting, se distribuirá en línea y por televisión a través de LPB/PBS en 2024 después de su recorrido por los festivales de cine, llevando así los mensajes edificantes de diversidad, aceptación y empoderamiento de la película a través de la cultura latinx, a una audiencia más amplia.

El escritor/director Daniel Eduvijes Carrera es una voz consumada en el cine latinx estadounidense. Su trabajo se ha proyectado en los Festivales de Cine de Tribeca, Guadalajara, Morelia, Huesca y Los Ángeles, en numerosos museos de arte y en televisión internacional. Es el ganador del Premio de la Fundación Imagen, ganador del Premio Mayor en “Search for the Next Revolutionary Filmmaker” de Ovation TV y fue reconocido como Mejor Director de Cine Latino por los Premios de Cine Estudiantil del Sindicato de Directores de América (Directors Guild of America Student Film Awards).

La música original del cortometraje fue escrita, compuesta y producida por Ricky Garay y Silas Hite de Los Tigres del Accordion presentado por Cumbia Fever. La canción de apertura de la película, Banquito es una cumbia basada en la propia historia de amor de Garay, sobre dos personas que se enamoran en un club nocturno.

Ricky Garay ha sido actor y cantante profesional desde los 3 años. Hijo de Joaquín Garay II, propietario del mundialmente famoso club CopaCabana en San Francisco, Ricky ha seguido los pasos de su padre como un exitoso productor de clubes nocturnos latinos, creando espacios seguros para músicos y DJ latinos independientes a través de su compañía Mucho Music. También creó y dirige Cumbia Fever, una reunión centralizada de cumbia para latinos de toda la región, que se presenta todos los jueves en el club nocturno del centro de Los Ángeles La CitaSilas Hite es un artista y compositor ganador de un premio Emmy que actualmente vive y trabaja en Los Ángeles. Sus partituras han ganado un Emmy, un Grand Clio, un Titanium Grand Prix de Cannes, un Grand Effie y la Campaña de la década de Adweek. Ha escrito música memorable para algunos de los videojuegos y programas de televisión más grandes de los últimos diez años (incluyendo Keeping up with the Kardashians/E!, LAX/NBC, The Big Brunch/HBO) además de contribuir con la música para éxitos de taquilla y películas independientes.

Tráiler EL PAISA

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Lanzamiento de servicios de crisis 24/7 para juventud LGBTQ+ en México

“Con énfasis en la competencia cultural y comprensión de las experiencias de vida de la comunidad y la juventud LGBTQ+ en México”

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Los Angeles Blade graphic

TIZAYUCA, México — Mateo parece ser un chico adolescente promedio, al menos en su apariencia externa y amor por el fútbol, como es conocido el “soccer” aquí. Pero, él mantiene una profunda parte personal de sí mismo. “mi verdadero yo”, lejos incluso de sus amigos más cercanos y familia, solamente despojándose de su capa protectora en sus incursiones de fin de semana a La Zona Rosa de la Ciudad de México, un vecindario que es el centro de la vida LGBTQ+ en la capital mexicana, a una hora y media de distancia.

Mateo es gay y su familia es homofóbica como lo son muchos de sus amigos locales y conocidos en Tizayuca, donde él vive.

El estrés y la angustia de ser gay pueden ser a veces abrumadores, dice, aunque subrepticiamente puede escapar estando en casa cautivado viendo contenido LGBTQ+ en Netflix y otras plataformas. Aún con esto, Mateo dice que ahí están esos momentos en los cuales no sintió nada más que desesperación, impotencia y en donde no hay nadie con quien hablar.

Fueron sus viajes al vecindario de La Zona Rosa y sus amigos LGBTQ+ en línea en instagram quienes lo salvaron más de una vez en esos sombríos intervalos. No obstante, el dice que una manera de conectar con consejeros es urgentemente necesitada, especialmente en lugares de su país donde la juventud LGBTQ+ no tiene acceso a un vecindario gay ni a un sistema de apoyo comunitario.

Para Mateo y otro sin número de jóvenes LGBTQ+ en los 32 estados que conforman México que no tienen un espacio central seguro y personas que entiendan que hay cambios, el 11 de octubre, Día para salir del closet, The Trevor Project anunció el lanzamiento oficial de su servicios de crisis digitales 24/7, confidenciales, gratuitos para la población LGBTQ+ joven del país. 

Por primera vez en sus 25 años de servicio a la juventud LGBTQ+, Trevor ha expandido sus servicios de intervención de crisis para la juventud LGBTQ+ fuera de los Estados Unidos. De acuerdo con las cifras oficiales de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG), el 28.7% de la población LGBTQ+ de méxico ha pensado o intentado suicidarse en algún momento de su vida, y al igual que en Estados Unidos, el suicidio es la segunda causa de muerte más común entre personas jóvenes en México.

Los Angeles Blade tuvo la oportunidad de hablar con Jess Leslie, encargada de los Servicios de Crisis Digitales Internacionales del Trevor Project. Leslie le comentó que el trabajo de campo para construir el nuevo Trevor Project México con sede en la Ciudad de México puso su énfasis en la competencia cultural, reconocimiento de la necesidad de una estructura empresarial integrada empleada por medio de mensaje de texto, WhatsApp y chat en línea. 

En cuanto al enfoque de participación con la juventud LGBTQ+ en el país, Leslie dijo que fue un equipo “de todo México” compuesto por consejeros de crisis “que vienen de un lugar culturalmente humilde”.

Leslie reconoció que existen deficiencias en el acceso a las comunicaciones por internet a través de México, ya que según un estudio realizado por la Universidad de Stanford en 2021 se encontró que habían más de 90 millones de usuarios de internet, esto es aproximadamente el 71 por ciento de sus habitantes, no obstante, los puntos de acceso eran más limitados en los estados más rurales. Sin embargo, señaló que al establecerse a través de los tres principales medios de comunicación como mensajes de texto SMS, WhatsApp y el “TrevorChat” en línea, la juventud LGBTQ+ tendrá los medios para comunicarse con los consejeros.

Ofreciendo un espacio seguro y con personal completamente mexicano LGBTQ+ liderado por Edurne Balmori, Directora Ejecutiva de El Proyecto Trevor México, cuyo currículo profesional destaca por sus numerosos reconocimientos  y poderosa trayectoria en los negocios, el equipo de 55 miembros en el país el cual incluye a 35 consejeros de crisis experimentados, podrá tener un impacto positivo, señaló Leslie.

Agregó que The Trevor Project México se apoyará de un modelo basado en voluntariado en el cual los consejeros se someterán a un extenso entrenamiento e implementarán un modelo de apoyo de crisis basado en evidencia.

“El énfasis está en la competencia cultural y la comprensión de las experiencias de vida para la comunidad LGBTQ+ y los jóvenes de México” agregó Leslie.

En un comunicado de prensa para anunciar el proyecto el pasado martes, Balmori dijo; “Hoy celebramos la activación de nuestros servicios en México, dando inicio a lo que esperamos sea un movimiento social global en torno a la prevención del suicidio. Para muchos jóvenes LGBTQ+ en el país, el expresarse por sí mismos y simplemente ser quienes son, puede poner su seguridad física y bienestar mental en riesgo. En The Trevor Project México, nos esforzaremos por acabar con el estigma en torno al tema de la salud mental, proveer a los jóvenes LGBTQ+ con un espacio seguro y confiable y, en última instancia, salvar vidas”.

“Es increíblemente inspirador nuestra visión de proveer nuestros servicios de crisis para la afirmación de vida a personas LGBTQ+ jóvenes más allá de EE.UU haciéndose realidad hoy con nuestro lanzamiento en México. Esta es un hito importante en nuestro objetivo de poner fin a la crisis de salud pública global de suicidios de jóvenes LGBTQ+” dijo Amit Paley, CEO y Director Ejecutivo de The Trevor Project. “The Trevor Project está comprometido a construir un mundo donde cada una de las personas LGBTQ+ jóvenes tiene acceso a recursos que afirmen quienes son, y no podríamos estar más optimistas acerca del impacto que vamos a tener en esta travesía para apoyar a más personas LGBTQ+ jóvenes alrededor del mundo”.

Según Leslie, lo más importante es que los jóvenes LGBTQ+ tengan la oportunidad de acceder a todos los servicios que tiene The Trevor Project.

En el comunicado de prensa, Trevor resaltó que está aprovechando sus relaciones con varios de sus socios corporativos y tecnológicos existentes para permitir y apoyar este trabajo internacional.

Cabe resaltar que Google.org anunció una subvención renovada de 2 millones de dólares, esta semana, diseñada específicamente para ayudar a ampliar la labor de salvamento de The Trevor Project para nuevas zonas geográficas. Esta subvención haría a Google.org el principal financiador de la labor internacional de la organización.

Adicionalmente, The Trevor Project, fue capaz de construir y personalizar su plataforma de servicios de crisis para México usando Twilio Flex.

En una entrevista de la pasada primavera con NBC News, cuando los ejecutivos de Trevor anunciaron la expansión a México por primera vez, Cristian Gonzalez Cabrera, quien investiga derechos LGBTQ+ en latinoamérica para The Human Rights Watch, le dijo a NBC, que todavía queda “mucho por hacer” y que la expansión de The Trevor Project a México iba a ser “muy bienvenida”.

“Los avances legales no siempre se traducen en avances sociales o de vida para las personas LGBTQ+ en la región”, dijo Cabrera refiriéndose al hecho de que el matrimonio del mismo sexo ha sido legalizado en al menos una docena de los 32 estados de México. “México se mantiene como un país conservador en ciertos aspectos y regiones, y las personas LGBTQ+ continuan experimentando todo tipo de discriminación en todos los sectores de vida, ya sea en la educación, atención médica, el mércado laboral, étcetera.

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Ni insultos ni amenazas impiden desfilar a la población LGBTQ+ en Honduras

Se celebran el 201 aniversario de la Independencia del país

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Reportar sin Miedo es el socio mediático del Washington Blade en Honduras. Esta nota salió en su sitio web el 15 de septiembre.

TEGUCIGALPA-SAN PEDRO SULA, Honduras — A pesar de las amenazas repetidas durante toda la semana de impedir la participación diversa en los desfiles patrios, las poblaciones LGBTI+ de las principales ciudades de Honduras se hicieron presentes hoy en las marchas para celebrar el 201 aniversario de la Independencia del país. 

Tanto en Tegucigalpa como San Pedro Sula, integrantes de organizaciones diversas hondureñas hicieron el recorrido desde el final del bulevar Morazán hasta el Estadio Nacional, en la capital Tegucigalpa, y desde la tercera avenida y séptima calle hasta el Estadio Morazán, en San Pedro Sula.

Bajo el brillante sol de la capital de Honduras, organizaciones LGBTI+ como Kukulcán, Arcoíris y Muñecas de Arcoíris marcharon mientras a su lado también lo hacían las bandas marciales de los institutos capitalinos de secundaria.

“No podíamos faltar”, dijo Pepe Palacios sobre la participación de la diversidad sexual en los desfiles por los más de doscientos años de emancipación política. “Hemos estado desde el 15 de septiembre de 2009, la población LGBTI se manifestó en contra de golpe de Estado. Tenemos 13 años de hacerlo”.

En el evento no faltó el brochazo político de los grupos de apoyo al Partido Libre y a la presidenta Xiomara Castro, quienes llegaron armados de las conocidas banderas rojas de su instituto político.

Mientras tanto, en San Pedro Sula, hacia las diez de la mañana el desfile parecía pertenecer exclusivamente a Libre y a los colegios de secundaria como el instituto José Trinidad Reyes.

Pero en San Pedro Sula no sólo se escucharon los ritmos de moda al son de los tambores y las liras. En medio de las bandas de los colegios se pudo ver a pequeños grupos de garífunas que interpretaron sus ritmos ancestrales.

En esta ciudad del norte de Honduras había dos escenarios, uno frente al parque central y otro en la Plaza de las Banderas, en el estadio Francisco Morazán, donde el alcalde Roberto Contreras y otros funcionarios estaban sentados.

Las organizaciones LGBTI+ de Tegucigalpa impusieron su presencia en los desfiles. Llegaron ondeando banderas diversas al estadio Nacional desde las ocho de la mañana.

Políticos + LGBTI + feministas

En el estadio Nacional en Tegucigalpa se hallaba el estrado principal ocupado por la presidenta Xiomara Castro junto a reconocidos funcionarios de su gobierno, como su esposo Mel Zelaya, su hijo Héctor y el presidente del Congreso Luis Redondo.

En la capital, lxs integrantes de los colectivos diversos de la capital desfilaron llevando con orgullo las banderas y otros distintivos que lxs representan.

Además de los grupos diversos de Tegucigalpa, en el desfile de Independencia estuvieron presentes lxs integrantes de las organizaciones feministas como Somos Muchas. Lxs feministas acudieron al evento llevando en sus muñecas coloridos distintivos y pañoletas verdes.

Para el miembro de la población diversa Ricardo Montes, la participación LGBTI+ en los desfiles “es importante porque pertenecemos a la población hondureña”.

Además, Montes le pidió a la juventud que no tenga miedo de ser quienes son

Los colectivos trans pusieron el color en el desfile con palillonas vestidas de rosado que marcharon bajo el sol ardiente mientras agitaban pompones blancos y de otros colores. 

Lxs miembrxs de Asociación Kukulcán cargaron enormes pancartas con mensajes antiodio, de visibilización para sus colectivos y de lucha en pro de una sociedad desprejuiciada.

Les tiran de todo

La mala nota del día ocurrió alrededor del mediodía, cuando representantes de las organizaciones de la diversidad sexual comenzaron a entrar al estadio Nacional de Tegucigalpa. 

A esa hora, desde las graderías, grupos de militantes antiderechos comenzaron a tirar bolsas de agua, botellas de refrescos, bolsas de basura y otros objetos contra las comitivas LGBTIQ+ mientras desfilaban alrededor de la cancha del estadio.

A pesar de los ataques de los reducidos grupos antiderechos, la mayoría de las y los presentes en el estadio aplaudieron y vitorearon a lxs miembrxs de las comitivas de la diversidad sexual que hicieron su entrada al estadio con orgullo y dignidad.

Las palillonas de las asociaciones trans de la capital continuaron su desfile sin inmutarse por los ataques de los grupos antiderechos que no lograron reducir el ánimo de las comitivas LGBT ni afear el evento de Independencia.

El equipo de Reportar sin Miedo intervino durante lo peor de los ataques antiderechos y les llamó la atención para que dejaran de lanzar objetos y gritar improperios en contra de los grupos diversos.

En resumen, podría decirse que fue mayor el apoyo brindado por el público que los actos vergonzosos en contra de las organizaciones LGBTIQ+ que tuvieron la valentía y el orgullo de desfilar en al celebración de los 201 años de Independencia de la patria.

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Mujeres trans de Honduras se unen en busca del cambio de nombre

USAID ha proveído asistencia técnica a los activistas

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Ilustración de activistas trans en Honduras (Cortesía de Reportar sin Miedo)

Reportar sin Miedo es el socio mediático del Washington Blade en Honduras. Esta nota salió en su sitio web el 24 de agosto.

TEGUCIGALPA, Honduras — Para recibir un taller de trabajo de incidencia en el cambio de nombre en Honduras, organizaciones trans del país, con acompañamiento técnico de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), acudieron a un hotel capitalino.

La directora de Asociación Feminista Trans (AFET), Viena Ávila, explicó que el programa incluye la iniciativa de la comitiva para tratar asuntos políticos y varios temas como la identidad de género, “puntualizando el reconocimiento legal de las personas trans en el Registro Nacional de las Personas”, agregó.

El taller es parte de los programas de Usaid que fortalecen la participación de grupos marginados en la gobernación a nivel local y nacional. Además influyen positivamente en otros sectores como la alimentación, la educación, el medioambiente y la salud.

Llevan tres meses de espera

Ávila confirmó que la comitiva trans se formó con apoyo de Unidos por la Justicia, un programa que contribuye a desarrollar las instituciones judiciales, de seguridad y de sociedad civil más efectivas y confiables.

Además, busca mejorar el acceso a justicia para las poblaciones más vulnerables: mujeres, personas con discapacidad, jóvenes, afrohondureños y comunidad LGBQI+.

“Es importante retomar las acciones, ya que hemos estado esperando más de tres meses que nos den una respuesta desde el acto de perdón”, dijo la directora de la Asociación Cozumel Trans, Rihanna Ferrera.

La activista afirmó que las organizaciones LGTB siguen esperando el procedimiento para hacer cambiar el nombre de las personas trans.

Ferrera agregó que la reunión fue “muy beligerante”.

“Hemos conformado una pequeña comitiva para darle seguimiento a este y otros temas que nos competen como organizaciones y personas trans, ya que somos parte de la sociedad hondureña”, dijo.

Según la miembra de la Asociación Muñecas de Arcoíris, JLo Córdova, las organizaciones están interesadas en que la sentencia se cumpla. “Como comunidad ya hemos entregado una propuesta a la comitiva. Solo está que avancen con esta propuesta. Ya estamos formando líderes también para ser voceros de la campaña del cambio de nombre en el país”.

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Diputada peruana y su esposa demandarán a Perú por negarse a reconocer su matrimonio

Susel Paredes se casó con Gracia Aljovín en Miami

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Susel Paredes y Gracia Aljovín durante una entrevista en televisión peruana (Foto de Latina.pe/cortesía de Susel Paredes)

LIMA, Perú — La diputada peruana del Partido Morado, Susel Paredes, y su esposa, Gracia Aljovín, anunciaron al Washington Blade que presentarán una demanda internacional contra el Estado de Perú por no reconocer su matrimonio celebrado en 2016 en Miami. 

La decisión la tomaron luego de un fallo del Tribunal Constitucional de ese país sudaméricano donde se les negó inscribir su vínculo legal en el extranjero. La pareja había presentado con anterioridad una solicitud para que el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), que fue negado en una reciente y homofóbica sentencia. 

En el máximo tribunal judicial peruano rechazó reconocer el matrimonio de ambas mujeres con cuatro votos, mientras que otros dos jueces aprobaron. El fallo señaló que los “elementos esenciales” del matrimonio en el Perú son: “ser una unión voluntaria” y “ser celebrado entre varón y mujer”. Y que en consecuencia, “no puede reconocerse en el Perú un derecho adquirido en el extranjero que colisione con esta noción”. Además de argumentar que no pueden reproducirse. 

Algunas organizaciones calificaron el fallo como anti-LGBTQ+ porque además establece que “las uniones homosexuales no son matrimonios, por lo que no es discriminatorio no reconocerlas como tales” y que el TC no puede “introducir el matrimonio igualitario por la ventana porque esta es labor del legislador”. Al mismo tiempo, aclaró que si el Congreso quiere introducir el matrimonio entre personas del mismo sexo en Perú, debe hacerlo mediante una reforma constitucional.

Paredes junto con lamentar la decisión del TC reconoció al Blade “fue una mala noticia que  yo ya esperaba. Sabíamos que esto iba a pasar porque no sólo soy activista y diputada, soy abogada, entonces sigo los criterios. Uno puede predecir lo que va a pasar con una sentencia cuando hay jueces predecibles. Estos jueces son predecibles”. 

“La verdad es que es indignante. Porque yo pago mis impuestos, vivo con mi compañera hace años, tenemos una familia. ¿Entonces, cómo es posible que nuestra familia sea negada en su existencia? porque nosotras existimos”, agregó Paredes desde su oficina parlamentaria.

La congresista dijo al Blade a través de una videollamada que “en primera instancia vamos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La comisión debe evaluar si califica y si califica a favor nuestro va la corte y en la corte se vota y estoy seguro que vamos a ganar”. 

Perú es uno de los pocos países de Latinoamérica que no tiene ninguna legislación y derecho  a favor de las personas LGBTQ+. Actualmente hay un proyecto de matrimonio igualitario durmiendo hace años en la Comisión de Justicia del Congreso nacional, presentado por el ex diputado gay, Alberto de Belaunde.

Paredes consultada por el Blade sobre si la sentencia del TC podría retrasar la aprobación del matrimonio igualitario en Perú, Paredes respondió que “sin duda alguna la derecha va a utilizar —el fallo—, y sus fundamentos, pero sus fundamentos son muy frágiles”. 

Similar opinión tiene De Belaunde. “El Congreso usará de excusa esta sentencia para no legislar sobre este tema. Si sienten mucha presión mediática, buscarán una suerte de unión civil patrimonial, donde no se reconozca la existencia de una familia sino solo de un patrimonio compartido. Figura absolutamente insuficiente, y que no será aceptada por las comunidades LGBT+ pues es casi un insulto a nuestros reclamos de ser reconocidos como ciudadanos plenos”, sinceró el ex congresista. 

Para él “la sentencia no solo busca negar el reconocimiento de derechos, busca hacer daño. Contra lo que ha dicho anteriormente el Tribunal Constitucional, se busca desprestigiar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos señalando que no debe cumplirse con sus opiniones consultivas”.

“Es una sentencia mediocre —desconoce conceptos básicos de derecho internacional privado— pero no por ello menos dañina”, sentenció De Belaunde al Blade. 

Ambos activistas coincidieron en que el Congreso peruano tiene poca voluntad política para tramitar el proyecto de ley. 

“Se han aprobado leyes que se han presentado muy posteriormente a la fecha en que fue presentada la ley del matrimonio, que ha sido en octubre del año pasado. Hay una voluntad política de impedir si quiere que se discuta”, enfatizó Paredes al Blade.

La directora ejecutiva de Presentes, Pía Bravo, una agrupación de defensa de derechos LGBTQ+ en Perú dijo al Blade que tenían expectativas con que el fallo pudiera consagrar el primer reconocimiento legal para LGBTQ+. 

“El Tribunal Constitucional era una oportunidad que perdimos”, lamentó Bravo.

“Creo que es un retroceso bastante grande y es un retroceso que lamentablemente vamos a tener que seguir, que seguir enfrentando y viendo que otros caminos, que otras vías podemos encontrar para que finalmente se apruebe este derecho tan necesario”, sentenció la activista.

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Las personas no binarias hondureñas existimos y resistimos

Diego De León vive en Honduras

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Las personas no binarias hondureñas existen y resisten (Gráfica cortesía de Reportar sin Miedo)

Reportar sin Miedo es el socio mediático del Washington Blade en Honduras. Esta opinión escrita por Diego De León salió en su sitio web el 14 de julio.

TEGUCIGALPA, Honduras — Soy Diego De León, tengo 18 años y soy una persona trans, no binaria y hondureña.

Ser una persona no binaria en Honduras es vivir en una constante guerra contra esta sociedad patriarcal. 

El reconocerme y aceptarme como no binarie me ha traído burlas, acoso, rechazo, invalidación, agresiones verbales y físicas.

Todo esto me ha hecho resistir aún más y luchar en contra de esta sociedad patriarcal.

En Honduras, las personas no binarias (y LGBTIQA+) contamos con muy pocos espacios seguros, vivimos en la vulnerabilidad. 

La religión ha afectado grandemente en mi vida y en la vida de mis hermanes no binaries y LGBTIQA+, nos violenta y niega nuestros derechos humanos.

Una de mis mayores luchas es que el Estado reconozca mi existencia como persona no binaria, libre de estigma y discriminación. 

Al no contar con una ley de identidad de género, se me invalida constantemente y, por lo tanto, se niega mi propia existencia. 

Así como muches hermanes no binaries, queremos iniciar un tratamiento de reemplazo hormonal y este procedimiento se nos complica.

Las personas no binarias existimos y resistimos.

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Defensores LGBTQ+ de Cartagena se reunieron con primera jueza trans de EEUU

Victoria Kolakowski es originaria de California

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Victoria Kolakowki, la primera jueza trans estadounidense, izquierda. (Foto de OrgulloLGBT.co)

OrgulloLGBT.co es el socio mediático del Washington Blade en Colombia. Esta nota salió originalmente en su sitio web.

CARTAGENA, Colombia — Victoria Kolakowki es originaria de California en los Estados Unidos y es actualmemte la primera mujer transgénero es ser designada como jueza de los Estados Unidos, un importante avance para la inclusión de las personas transgéneros. 

Bajo el liderazgo de la Embajada de los Estados Unidos en Colombia, la jueza visitó la ciudad de Cartagena, y tuvo la oportunidad de reunirse con activistas LGBTI de diversas organizaciones de la ciudad que plantearon su preocupación frente a los altos índices de violencia contra la población sexo diversa.

Según datos de la organización Caribe Afirmativo en lo que va corrido del año 12 mujeres trans han sido asesinadas y se registran altos niveles de violencia contra este colectivo. 

“El deber del Estado es proteger a las personas, no importa la orientación, la identidad de género o la nacionalidad, todos tenemos derechos a vivir en paz, y el Estado colombiano debe garantizar los derechos humanos de las personas LGBTIQ”, aseguró la jueza Kolakowski. 

Esta programación que permitió debatir temas como las políticas públicas y los retos para combatir la discriminación, hace parte de la conmemoración del mes del orgullo LGBT que organiza cada año la Embajada de los Estados Unidos.

Desde Juventud Diversa Radio primer y único espacio LGBTIQ del caribe colombiano, estamos comprometidos con promover el respeto y crear conciencia para que la sociedad cartagenera respete la diversidad.

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El 11J como lo entendimos las pájaras

El lunes se cumplió un año de las protestas antigubernamentales en Cuba

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(Foto del archivo de Tremenda Nota)

Tremenda Nota es el socio mediático del Washington Blade en Cuba. Este editorial salió en su portal el 11 de julio.

LA HABANA — “Golpe de Estado vandálico” es el último diagnóstico que hicieron las autoridades sobre las protestas del 11 de julio de 2022, un incidente con mil escenarios e infinitos rostros que quienes lo protagonizaron del bando rebelde, sintieron a tiempo completo como una revolución popular.

Los relatos del 11J son básicamente tres. El de los tribunales, el de Justicia 11J y el de los propios manifestantes.

Los tribunales dicen que todo fue violento. Justicia 11J, una organización opositora, insiste en que todo fue pacífico. Los manifestantes, unos delincuentes según los tribunales y unos niños para Justicia 11J, cuentan una historia mucho más nítida.

Explican, por ejemplo, que en La Habana, por Aranguren y Ayestarán, la primera piedra la tiraron ellos, no la policía. Revelan, y esto es más grave, que por Toyo venían unos motociclistas con sacos de palos listos para pelear y que los repartían entre los vecinos.

Dicen, también, que nadie les pagó para salir a la calle ni habían bebido esa tarde. Admiten que saquearon la tienda con placer porque la venta de productos imprescindibles, en una moneda a la que no tienen acceso, es humillante.

Avisan que la policía tenía más experiencia y mejor armamento, y con esa ventaja les dio una paliza. Aseguran muchos que fueron pacíficos y, no obstante, les dieron la paliza.

El relato de los manifestantes, no el que hacen frente a los jueces, sino el que cuentan en secreto a sus madres, a sus amigas, a sus abuelos, a sus novias, es el más parecido a la verdad porque no presume de victorioso.

El 11J fue una derrota para el gobierno, por razones obvias, pues perdió cualquier ilusión de consenso y ejerció una violencia que debilita su legitimidad. Fue una derrota también para la oposición, por razones que están menos claras y vale la pena precisar. La oposición no organizó la protesta, no pudo liderar nada, no encabezó ninguna de las manifestaciones. Vio llegar su momento y se le escaparon las riendas.

Ambos polos políticos cubanos han querido apropiarse del 11J y presentarlo como un crédito propio, pero nadie les cree. Las protestas las hizo la gente como pudo, sin mapa para llegar a alguna parte, con piedras en las manos y con las manos vacías, con consignas anticomunistas y con los viejos lemas socialistas.

Como todo hecho histórico desbordado, el 11J ha sido falsificado. La historia completa está por contarse. Nadie ha podido documentar hasta ahora la significación total de ese día a partir de sus instantes comunes, extraordinarios y contradictorios. En cambio, tanto las autoridades como su oposición esperan, al menos por el momento, que las paradojas de la jornada sigan pendientes de aclararse.

Decir que el móvil principal del 11J fue el hambre, sería reducir la conciencia de ciudadanía que tienen los cubanos. Por el contrario, decir que tanta gente, decenas de miles de personas en todo el país, salieron a protestar impulsados por el sueño filosófico de la libertad, es una tesis que exagera la facultad civil de generaciones inexpertas.

Las mujeres trans con las que conversamos ese día resolvieron todas las contradicciones del 11J. Adriana, Chanel y Analía enumeraron los dramas particulares de las personas LGBTIQ+, sumados a los problemas que enfrenta el resto de la gente en medio de la crisis económica.

Chanel, negra además de trans, al final dijo: “Ya está bueno de este país así como está”. Esa frase, dicha al descuido, con el cansancio de ir a pie pensando, a solicitud de una periodista, en las infinitas razones para protestar, resume el sentido del relato de los manifestantes.

Y es por eso que la protesta no termina, aunque sepamos, por ejemplo, que Brenda Díaz, una de las mujeres trans condenadas a prisión por el 11J, efectivamente participó en el saqueo de una tienda.

Ante la transfobia con la que ha sido tratada por el sistema penal, donde además de hacerla convivir con hombres también le imponen que se masculinice, como hicieron cuando le cortaron el pelo al momento de internarla, la pequeña comunidad de activistas LGBTIQ+ ha dicho lo mismo que Chanel: “Ya está bueno de este país así cómo está”.

Si las organizaciones defensoras de derechos humanos u opositoras, prefieren citar los nombres de otros presos, imprimir carteles con los retratos de otros presos, porque Brenda es, para su relato lo mismo que para el oficial, una pieza desajustada, se refuerza la convicción de Chanel: “Ya está bueno de este país así cómo está”.

Si el parlamento cubano decidió someter el Código de las Familias a un referendo, sosteniendo tácitamente que quienes mandan tienen derecho a usar a los demás como moneda de cambio político, y la oposición, por su parte, reniega de la ley que favorecerá a la comunidad LGBTIQ+ y a otros sectores solo porque viene del gobierno, decimos con Chanel: “Ya está bueno de este país así cómo está”.

El 11J, evaluado a un año, parece una posibilidad ciudadana que se siente infinita y a la vez un camino cerrado para todos los políticos.

Cuando decimos lo que dijo Chanel, no estamos dando beneficio a ningún discurso, a ningún programa, que no sea el de la ciudanía. Todo lo demás, por el momento, es la historia incompleta de una protesta en la que tu héroe no es su delincuente. Nada más es alguien que se salió a decir: “Ya está bueno de este país así cómo está”.

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Espacios seguros para la comunidad LGBTQ+ en El Salvador

DIKÉ tiene dos centros comunitarios en el país

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(Foto cortesía de la página de Facebook de DIKÉ)

SAN SALVADOR, El Salvador — El Centro Comunitario de DIKÉ en San Salvador es una clínica de salud transgénero con espacios colectivos como salas para charlas y diversos cursos, atención psicológica, espacios de esparcimiento, dormitorios y cocina, para quienes necesiten una asistencia de hogar temporal.

La clínica del centro comunitario que funciona desde el año 2014 tiene lo que el Ministerio de Salud exige, de acuerdo con las palabras de Modesto Mendizábal, regente de la clínica y coordinador de proyectos de DIKÉ, expresó al Washington Blade. Además, agrega que son miembros de la Asociación Mundial de Profesionales de Salud Transgénero, la WPATH según sus siglas en ingles. 

Uno de los beneficios para los usuarios que acuden a la clínica de DIKÉ es que trabajan bajo un fondo rotatorio, el cual consiste en dar los medicamentos a un bajo costo, Madeline Méndez, coordinadora de comunicaciones de la organización explica al Blade. Todo esto depende de la capacidad económica que tenga la persona; además se invierten aproximadamente doscientos dólares por semana, pero sus usuarios solo pagan una pequeña cantidad. 

Se hace una valoración de las personas que acceden a los beneficios de la clínica, en su mayoría son personas de escasos recursos, pero también llegan algunas personas con “sus comodidades” explica Mendizábal; el principal requisito es que tienen que ser mayores de 18 años. 

El día de la inauguración del centro, Katherine Susman, subdirectora de Programas del Comité Internacional de Rescate (IRC) y donante al centro DIKÉ, explicó en sus palabras que los usuarios determinan ¿Qué quieren aprender?, ¿Qué quieren hacer?, o cómo es la prevención de violencia para ellos, de esta manera mitigan el riesgo de violencia basada en género y crean lazos entre las personas. 

De acuerdo con los registros de la organización, el centro recibe en promedio 170 visitas de usuarios en el mes. 

“Lo que atrae a más personas es la terapia psicológica”, comenta Méndez. 

Explica que las personas necesitan este apoyo, sobre todo las personas trans, ya que es un espacio en donde no serán estigmatizadas y pueden estar seguras. Este servicio puede ser tomado como terapia individual, terapia de pareja, terapia familiar y grupos de apoyo.

“El centro de atención es 24/7, a la hora que venga un usuario es atendido, siempre estará alguien para recibirle”, expresa Catalina Ayala, anfitriona del Centro Comunitario de DIKÉ. 

Algo importante que el equipo de DIKÉ quiso enfatizar es que cuentan con el área en donde se puede coordinar servicios legales también, el programa de protección y anti-violencia. El cual atienden aproximadamente cuatro personas al mes, en la cual se da acompañamiento a las personas que necesitan asistencia legal, problemas familiares y emocionales, por lo que trabajan muy de la mano con la asistencia psicológica y el albergue.

(Foto cortesía de la página de Facebook de DIKÉ)

Escuela Rivera Johnson 

En DIKÉ esta escuela ha funcionado desde 2015, se han trabajado diversas capacitaciones en especial con el Ministerio de Justicia. 

“Las directoras de las unidades de género del ministerio se reúnen acá para trabajar de la mano con nosotros”, menciona Mendizábal. 

Se han realizado capacitaciones aproximadamente a 4 mil personas del sector justicia, entre los que el equipo pudo mencionar policías, personal de migración y extranjería, también el personal de centros penales, con los que trabajaran un censo de personas LGBTQ+ en centros penales.

Dentro de esta escuela tienen módulos de sensibilización para comunicadores, para médicos y enfermeras, para abogados y para profesores. Los cuales estarán disponibles para descargar de acuerdo con la especialidad del interés. 

Diversos colectivos también hacen uso de esta instalación para compartir capacitaciones dentro de la misma modalidad de la Escuela Rivera Johnson, entre ellos están Espacio Joven, Espacio Seguro, la Casa Rosada y además, el grupo de voceros y voceras de salud sexual y reproductiva.

Artefacta acercando la cultura a las personas LGBTQ+ 

Este programa que se desarrolla a través de una agenda anual, la cual arranca luego de todas las actividades del mes del orgullo LGBTQ+, esto con el fin de no perder el entusiasmo de las personas al participar del colectivo en actividades.

Una de las acciones que coordina Méndez, es la visita a museos, sitios arqueológicos, entre otros; teniendo como objetivo que, a través de las vivencias, las personas LGBTQ+ se lleven nuevos conocimientos de la cultura. 

A las actividades acompaña siempre la psicóloga de DIKÉ para dar motivación de lo que se vive en cada lugar que visitan. 

“Durante la pandemia nos mantuvimos activas con una actividad denominada Cuentos Cortos, la cual tuvo premios en efectivo y reconocimientos a los primeros tres lugares”, comenta Méndez. 

“Artefacta lo que busca es hacer actividades no convencionales como festivales de cines, sino que se vea la inclusión real, de participar de actividades en lugares donde nunca te han llevado”, agrega Mendizábal. 

A través del ecoturismo y el coaching psicológico, este programa pretende innovar un servicio para la población que no suele ser prioritario para otras instancias que trabajan con la comunidad LGBTQ+. 

Investigaciones en favor de la población LGBTQ+

Caleidoscopio es el área de investigación que dentro de la organización ha funcionado desde 2012, han trabajo tanto en proyecto propios como en asocio con otras organizaciones. 

“El primero que trabajamos fue con el PNUD (Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo), en el Diagnostico de Mujeres Trans”, explica Mendizábal. 

A partir de esta investigación fue que se formó la Mesa por una Ley de Identidad de Género en El Salvador, en la cual participó, Verónica López, ex integrante del equipo de DIKÉ. 

De acuerdo con Mendizábal, están trabajando con un estudio cada año; el más reciente es uno que realiza Gabriel Fernández, abogado y director pro-derechos y antiviolencia de DIKÉ. 

“Se está trabajando en un estudio de casos de crímenes por odio que se han dado a partir del 2015, año en que se realizó la reforma del código penal”, asegura Fernández al Blade. 

Aclaró Fernández, que no se pretende invisibilizar los casos de los años anteriores a la reforma, pero el enfoque de la investigación está dirigido a los casos que se han dado luego de la existencia de este agravante, para así poder determinar si se ha cumplido o esto ha quedado solo en el papel. 

De esta manera con la investigación pretenden determinar los factores que influyeron a que únicamente han existido tres casos en los que se han logrado juicios y al mismo tiempo el proceso debido tomando en cuenta la reforma. 

Estos resultados se darán a conocer a través de las redes sociales de la organización, bajo el proyecto de incidencia, como también la investigación que realiza Luca Rodríguez, director de investigación de DIKÉ, la cual trata sobre “La Población LGBT Frente a la Seguridad Pública”, para conocer los casos de violencia que existen de parte de las instituciones de seguridad pública, hacia la población LGBTQ+. 

El trabajo de esta organización desde las diferentes áreas y programas es una muestra de lo que la constancia y el interés de trabajar por su población genera buenos resultados, cuentan con un centro comunitario en la zona occidental en Santa Ana, ahora también en San Salvador para la zona central, se espera que el próximo año puedan tener uno en la zona oriental del país en San Miguel. 

“Puede que seamos la organización programáticamente más grande, tal vez no la más reconocida y con más dinero, pero si estamos bien organizados, y a nivel de estructura esperamos tener cuatro espacios a nivel nacional”, finaliza Mendizábal. 

(Foto cortesía de la página de Facebook de DIKÉ)
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